jueves, 25 de enero de 2018

HABLANDO DE LA MUERTE




Antes de comenzar quiero aclarar que este texto hace parte de mi reflexión luego de acercarme a formas de ver la muerte desde diferentes perspectivas, en ningún momento mi intención es ofender el dolor de otros, porque por ese dolor también he pasado, y me ha enseñado mucho. Hago esta aclaración entendiendo que este es un tema de mucha sensibilidad. Mi más sentido respeto hacia el dolor que usted ha sentido, así como mi más sentido respeto a la muerte, esa gran escuela.

A todos mis muertos y a todas mis muertes

¿Qué podríamos hablar acerca de la muerte? quizá nada que no esté basado en nuestro sistema de creencias, en eso que aprendimos desde niños y que enriquecimos con el pasar de los años. Hablar sobre la muerte puede ser extenso y complejo, creo que mejor podríamos hablar sobre el hecho de recordar la muerte, porque es más bien un proceso que deberíamos recordar, porque así como para muchas religiones y corrientes espirituales, para mí,  por ahí ya pasamos, y muchas veces.
¿Pero cómo recordarlo? no hay una manera correcta o incorrecta, así como no creo que haya una sola muerte ni una sola manera de enfrentarla, creo que la idea que cada quien arme en su imaginario es la manera perfecta, que con reencarnación por favor, o no, mejor con resurrección, o no, mejor con la idea de fundirme con el todo ¿Quién recuerda verdaderamente? y si alguien lo recuerda ¿Por qué creer que así será para todos?
No hay nada que nos acerque más a la vida que hablar de la muerte; por ejemplo, para nuestro árbol genealógico, que es una gran mente inconsciente, la concepción, el nacimiento, y la muerte, son la misma cosa, para algunos el nacimiento es equivalente a la muerte, y revisar cómo fue nuestro nacimiento nos puede dar una pista de cómo fue nuestro proceso de muerte, no en el sentido de como morimos sino de cómo fue la dinámica al momento de morir, para otros el sueño es similar a la muerte, como son sus sueños puede ser su proceso de muerte, para algunos incluso el orgasmo es una pequeña muerte, y no estoy en desacuerdo, pues en los pocos segundos que dura un orgasmo nuestro ego intelectual se borra, la energía que fluye es inmensa y nuestra mente racional queda nula, en fin, la muerte nos acerca tanto a la vida que cuando un ser querido fallece sentimos una necesidad inexplicable de reflexión y de recogimiento, ahí, cuando eso pasa es cuando más nos acercamos a nosotros mismos, sea desde el punto de vista físico de plantearnos qué somos o qué es la materia, o desde el punto de vista espiritual que nos hace cuestionarnos a donde vamos y de dónde venimos, o quizá desde el punto de vista emocional al acercarnos a nuestras emociones más que a las del fallecido.  Porque si revisamos con detenimiento,  cuando un ser querido fallece sentimos un dolor que es obvio e inevitable en la mayoría de los casos, pero llega a ser un dolor, más que por la pérdida de una persona, animal o cosa, por lo que creemos que esa persona, animal, o cosa, se llevó de nosotros, y eso lo podemos evidenciar en frases como “ ya no lo voy a volver a ver”, o “me dejó”, porque en esas frases soy YO el que cree ser el protagonista, soy YO quien no va a volver a verlo, soy YO a quien le duele su partida, y así, nos enfocamos más en nosotros que en la pérdida en sí, pero de una manera ciega.
Pero también podría haber otra cara cuando alguien cercano fallece, una que nos invite a volcarnos hacia nosotros, a revisarnos, a observarnos, a cuestionarnos, a poner en duda la manera como hemos concebido la existencia.
Por eso la muerte nos acerca tanto a la vida, porque quizá no sea un final, quizá sea un comienzo, o quizá las dos cosas ¿Qué sabemos? ¿Qué recordamos?
Si en nuestra sociedad le diéramos un sentido a la muerte de trascendencia, si le quitáramos la etiqueta de final, quizá se respetaría más la vida, porque ¿para qué le quito a alguien la vida si lo voy a hacer trascender o evolucionar? si vemos la muerte de otra manera al mismo tiempo entendemos la vida de manera distinta, mientras sigamos viendo a la muerte como lo peor que puede sucederle a un ser, vamos a seguir buscando, en la violencia por ejemplo, el mejor método, pero si convertimos poco a poco la muerte en algo tan asombroso como un nacimiento, vamos a poder tener la posibilidad de dejar de utilizarla como herramienta de castigo.

Lo invito a que piense en su muerte, a que no le huya, a que piense en como sería el proceso de morir, el transito como lo llaman los budistas tibetanos, piense en ello, y un buen ejercicio es tratar de estructurar ese momento, es decir, imaginar como va a ser el proceso luego de morir el cuerpo físico, por donde va a pasar, si se va a encontrar con alguien o no, si va a llegar a un sitio o no, y sobre todo, imaginar como en ese momento usted reconoce que está atravesando por su muerte, imagine como hace consciencia y reconoce el momento, eso desde el punto de vista budista, puede ayudarle a recordar en ese momento que la idea es no volver, sino trascender ¿a dónde? pues también lo invito a que reflexione sobre eso, y para ello puede apoyarse en sus creencias y quizá darles un nuevo enfoque, un enfoque propio.

¿Ha pensado en cómo va a ser su proceso al momento de su muerte? piénselo y vera como automáticamente reflexiona a cerca de cómo ha sido y es su estadía actual aquí en vida.

Luis Giovanni Castañeda Ramírez
Terapeuta Transpersonal
Procesos de desarrollo de consciencia, charlas y talleres educativos desde una perspectiva psicológica y espiritual.