miércoles, 15 de noviembre de 2017

CARTA A MIS COLEGAS


Nuestra labor como terapeutas.

Colegas!! Realmente estamos trabajando en hacer algo de diferencia en la manera de trabajar con las personas que confían en nosotros?
Maestro, gurú, sanador, guía….títulos, títulos y más títulos, pero siempre está la opción “ ninguna de las anteriores”.
Realmente hasta hace un tiempo consideraba que una buena manera de llamar a quienes trabajamos en el área del desarrollo de consciencia seria “guía” pero en este momento para mí ni ese término hace referencia a una labor que debería,  en principio, liberarse de condicionamientos, definiciones, estéticas, dogmas, adornos conceptuales, en fin, del ego, y aunque incluso mi tarjeta de presentación dice “especialista” porque ese es el título que me dio la universidad, y lo agradezco, tampoco es una manera fiel de nombrarse en esta labor.
Nada de esto aporta a un proceso, solo nos ubica en un trono, nos pone más arriba del consultante, nos exalta y nos separa, nos limita, cuando la finalidad última de las cosas debería ser entendida como “unidad”, unidad tenida  en cuenta, no como la unión literal entre cada uno de nosotros, no, sino como el objetivo principal a superar en el plano dual que habitamos, comprender que todo está en nosotros, y que nosotros somos parte de todo, pero no como una idea, sino como una experiencia, porque si lo hacemos solo como una idea quedaría unicamente como un conjunto de palabras relegadas al intelecto racional, y terminaríamos de nuevo limitándonos.
No podemos ser maestros de nadie, teniendo en cuenta la sublimación de la palabra “maestro” en este contexto, porque solo somos aprendices eternos, no podemos ser gurús porque no es nuestra labor aconsejar, no podemos ser sanadores, porque la sanación es un tema íntimo, algo que cada quien lo debe hacer, no podemos ser guías, porque si pretendemos mostrarle el camino a alguien terminaríamos cayendo de nuevo en una actitud egoica, pretensiosa, y al final del día más que quedarse con amigos o personas  con quienes trabajamos, quedaríamos repletos de seguidores, de súbditos, de fieles, y eso es algo que encerraría la toma de consciencia en un círculo estéril, muerto.
Con todo esto no quiero decir que sea malo o bueno tener una manera de nombrar nuestra labor, solo que deberíamos reflexionar al respecto y darnos nuestro lugar en ella, ¿pero cuál es nuestro lugar? Porque si encontramos cual es podríamos nombrarnos de una  manera responsable, entonces ¿Cuál cree usted que es nuestro lugar? , no es arriba de la persona que consulta, no es debajo de ella, no es ni atrás, ni adelante, es a su lado, solo eso, es estar a su lado, acompañándola en esa búsqueda, o más bien, acompañándonos en esa búsqueda, porque si de algo me he dado cuenta con mi experiencia es que al trabajar con una persona, el caso que esta expone manifiesta aspectos míos a revisar, es mágico sí.
Así que eso es lo que hacemos, o deberíamos tener en cuenta para hacer, acompañar, nada más, acompañar a las personas que confían en nosotros y con el conocimiento que tenemos gracias al estudio y la experiencia, exponerles el mapa, un mapa que será utilizado por el consultante y que nosotros seguiremos, solo que en ese mapa seremos nosotros dentro de nuestra labor, los que marcaremos con “X” esas partes a tener en cuenta,  pero la guía, el control, quien dicta para donde ir o no, es cada consultante, porque por más que lleguen a consulta diciendo “es que no se para dónde ir, o como arrancar”, siempre saben, inconscientemente siempre sabemos, nuestro espíritu siempre lo sabe.
No siendo más, espero reflexionemos sobre esto, trabajemos en despertar consciencia, no en enredarnos ni enredar a los consultantes con nuestras propias trampas, prejuicios y laberintos egoicos, simplemente acompañemos siendo conscientes de ello.

Atentamente:
Luis Giovanni Castañeda Ramírez

Procesos de Desarrollo de Consciencia
Talleres, charlas y terapias de tipo psico-espiritual.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario