Entrar en un estado depresivo
no es estar triste ni estar molesto aunque quizá en la mayoría de los casos un
estado depresivo incluye estas emociones, pero sin ser ellas en si las que lo
definen.
Una depresión puede ser algo
que juega con lo abstracto, algo que, así como biológica o psicológicamente es
medianamente comprensible, puede ser casi imposible de explicar desde lo
racional a otra persona que no la haya experimentado. ¿Cómo explicarle un color
a un invidente de nacimiento?
Aquí en los terrenos de la
mente y las emociones todo es subjetivo. Que su entorno, que un trauma, que la
serotonina, que la dopamina…todo eso y mucho más son apenas pequeñas linternas
que se intentan encender en medio de la absoluta oscuridad, porque realmente un
estado depresivo va mucho más allá de una u otra teoría, es entrar, en todo el
sentido de la palabra, en nuestro interior, es irse a tientas, a oscuras hacia
nuestra propia sombra, es caer en nuestro propio abismo y no ver una sola
manera de salir de ahí. Podemos gritar y patalear, sin que la depresión sea una
pataleta, podemos llorar o desear morir sin que aun así esa posibilidad sea un
alivio, porque en muchos casos tomamos en consideración opciones como la muerte
para terminar sintiendo que ni aun ese ultimátum es algo que pueda aliviar, y
cuando terminar con todo no da paz ¿Qué más podemos esperar?, es como someterse
a ver mil opciones sin que una sola nos satisfaga.
La depresión es algo complejo,
es un estado, pienso yo, a integrar y a comprender más que a eliminar, la depresión
no es una, ella y el afectado son uno solo y así mismo son diferentes en cada
caso. Una situación así incluye tanto lo mental como lo físico y emocional y
por ende lo espiritual, porque aunque parezca paradójico, es ahí precisamente
en ese hueco oscuro en donde nuestro espíritu tiene la posibilidad de
manifestarse, es el escenario perfecto para su expresión, porque ahí en ese
terreno ni el ego se salva, el también queda expuesto a pesar de ser él el
responsable de la mayor parte del conflicto. Es aquí donde tocamos fondo y
podemos dar chance a algo más allá de la falsa seguridad en la que diariamente
nos envolvemos, falacia que nuestro ego monto y que nos anestesia ante
cualquier impase. La depresión sea quizá eso, quitarse un poco de esa
anestesia.
Por esto considero que es un
terreno perfecto para la expresión espiritual, porque contrario a muchas teorías
románticas, considero que los terrenos de la consciencia y la espiritualidad
son difíciles de asimilar porque nos enfrentan con nosotros mismos como
realmente somos. El que no ha visto a Dios cuando lo ve se asusta, dice la
cultura popular.
Con este artículo quiero hacer
una invitación a quienes tengan un ser cercano con depresión a que brinden su
acompañamiento y sobretodo su comprensión libre de prejuicios. Una persona en
un estado depresivo no es ni perezosa, ni aprovechada, ni mentirosa o débil,
una persona con depresión es solo alguien con una oportunidad excepcional de
trascendencia.
La depresión no es solo un
tema que se incluye dentro de los mayores causales de suicidio o incapacidad
laboral, sino una de las mayores oportunidades de trabajo y conocimiento de sí
mismo, por eso esta invitación no es solo para los familiares o cercanos al
afectado, sino para el deprimido en sí. ¿Usted esta o pasa por estados
depresivos?, no los desaproveche, aunque sea tirado en la cama queriendo morir,
vívalo, viva ese estado, no luche contra él porque puede terminar perdiendo,
por el contario obsérvelo, intégrelo, reconózcase en esos momentos y se dará
cuenta de cómo luego de esa ola de emociones que lo perturban llegan otras que
le pueden ser beneficiosas para sus objetivos, porque si de algo me he dado
cuenta con mi experiencia, no solo al trabajar con personas deprimidas, sino
como alguien que ha vivido con ello, es que luego de un estado de depresión severa,
llega una explosión de creatividad, es como el subir y bajar de una ola, porque
todo es cíclico, solo que no lo queremos ver, y como alguien me dijo algún día “yo
creo que si soy feliz, solo que no me doy cuenta”, la depresión es eso, la
oportunidad para reconocer, quizá no la felicidad que para mí es algo más
abstracto que la depresión, pero si la tranquilidad que habita en nuestro
interior, porque no puede existir la una sin la otra, no podríamos reconocernos
como depresivos sin haber experimentado lo contrario.
Luis Giovanni Castañeda Ramírez
Terapeuta Transpersonal
Procesos de desarrollo de
consciencia, sesiones terapéuticas, charlas y talleres con un enfoque psicológico y espiritual.
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